Madrid, 7 de enero de 2021. La obra civil encadena ya más de una década en crisis en nuestro país. El año 2020 no ha sido una excepción. Todo lo contrario, baste decir que hoy la inversión pública en España sigue en niveles mínimos históricos, equivalente en términos de PIB al de 1980.

La pandemia ha agravado drásticamente esta situación y, sin embargo, el sector de la construcción ha proseguido con su actividad en un equilibrio responsable por tratar de mantener la producción, el tejido empresarial y el empleo.

Los Presupuestos Generales del Estado para 2021 prevén un adelanto de 27.000 millones de los fondos europeos y contemplan notables incrementos en la inversión. Sin duda se trata de una buena noticia, pero insuficiente para paliar el déficit de infraestructuras acumulado.

Es por ello que los fondos comunitarios suponen una oportunidad única. Única para que nuestro país se ponga al día en aspectos de sostenibilidad, cohesión y medioambientales. Y única también para que el sector pueda aprovechar su potencial de impulso de la actividad económica y el empleo. Y es que debemos ser plenamente conscientes de que la destrucción de empleo proseguirá su curso mientras se mantenga la pandemia, dado que hay sectores altamente intensivos en mano de obra, muy dañados y que tardarán mucho tiempo en recuperarse. Por eso es bueno recordar, una vez más, que la construcción es el segundo sector que crea más empleo en España (catorce puestos de trabajo directos e indirectos por cada millón de euros invertido en infraestructuras). Es además el sector que genera una mayor actividad económica inducida (1,92 euros por cada euro invertido en infraestructuras), su retorno fiscal es del 50% (recuperándose medio euro por cada euro invertido mediante impuestos, tasas y cotizaciones) y sólo importa un 9% de los materiales que emplea. 

Los fondos comunitarios suponen una oportunidad única. Única para que nuestro país se ponga al día en aspectos de sostenibilidad, cohesión y medioambientales. Y única también para que el sector pueda aprovechar su potencial de impulso de la actividad económica y el empleo

Ya lo dijo en mayo Eric Maskin, premio Nobel de Economía…“sólo saldremos de ésta con una inversión masiva en infraestructuras”.

Ahora bien, no se trata de gastar indiscriminadamente para crear empleo a corto plazo sin más, sino que hay que ser extremadamente cuidadosos con cada euro que se invierta, y hacerlo basándose en un criterio de maximizar el retorno económico y social. Se debe, por tanto, priorizar la inversión en infraestructuras sostenibles y estratégicas, que generen empleo de manera inmediata y supongan a la vez, una mejora de la productividad y la competitividad del país a largo plazo. Infraestructuras que son, además, claramente necesarias después de más de diez años de déficit inversor, donde se han ido relegando multitud de nuevas obras, además de necesidades de conservación y mantenimiento. Por ejemplo, el cumplimiento con la Directiva Marco europea de Agua, por la que España es hoy sancionada; los tramos pendientes de los Corredores Mediterráneo y Atlántico, las redes interurbanas de transporte, accesibilidad y movilidad urbana; las de mercancías y logística, actuaciones referidas a salud, a regeneración del Medio Ambiente y otras de aguas como las de abastecimiento, regadíos, regulación de avenidas e inundaciones o lucha contra la desertificación.

Desde ANCI hemos propuesto, por el momento, más de ciento setenta proyectos maduros de infraestructuras que se pueden licitar con rapidez y suponen una inversión de más de 16.000 millones de euros. Son actuaciones reclamadas por los territorios, con un grado de planificación muy alto y unas dimensiones que permiten cumplir los estrictos calendarios establecidos por Europa. Proyectos que cumplen con el marco 4-10-30 del España Puede, atendiendo a los ejes, políticas palanca y líneas de actuación previstas por el Gobierno, así como al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU en la Agenda 2030.

Resulta crucial actuar con rapidez y eficacia ante la oportunidad que representa la ayuda europea. No podemos arriesgarnos a perder un solo euro cuando ya tenemos las necesidades identificadas

Resulta crucial actuar con rapidez y eficacia ante la oportunidad que representa la ayuda europea. No podemos arriesgarnos a perder un solo euro cuando ya tenemos las necesidades identificadas.

Debemos conseguir que 2021 sea el punto de inflexión tras una década perdida. Sin duda, la tarea es ingente y a contrarreloj. Excepcional y única, como la oportunidad que se nos presenta.