Madrid, 23 de junio de 2022. El 23 de junio conmemoramos el Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería. Un campo, la ingeniería, fundamental en nuestra sociedad, tanto más en estos momentos en los que la tecnología y la innovación avanzan a un ritmo vertiginoso, mientras que, a la vez, estamos inmersos en un proceso global de lucha contra el cambio climático.

El bienestar del mundo, su progreso y su sostenibilidad dependen en gran medida del trabajo de los ingenieros. Nuestras necesidades se encuentran en constante evolución y requieren una intensa dedicación de la ingeniería.

Una profesión de tal relevancia, que cambia el mundo y la vida de las personas, no puede permitirse el lujo de no incorporar todo el talento disponible. Son recurrentes los informes cifrando las necesidades de crecimiento de profesionales con perfiles STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Por ello, no se concibe la escasa presencia de mujeres en la Ingeniería. Porque es un hecho que las mujeres nos encontramos infrarrepresentadas en el ámbito de las carreras técnicas cuando, más allá de estereotipos, no hay razón alguna que lo justifique. Según el informe «Descifrar las claves: la educación de las mujeres y las niñas en materia de STEM», de la UNESCO, sólo el 35% de los estudiantes matriculados en carreras vinculadas a las STEM en la educación superior son mujeres.

Hay que revertir la situación, con el fin de incorporar todo el potencial humano, independientemente de géneros, al ámbito de la Ingeniería y, en general, en las carreras STEM. Por nuestro propio bien, ya que la diversidad incide de lleno en la competitividad.

Por eso, conmemoraciones como las del día de hoy, aunque suenen a tópicas, son tan necesarias. Porque faltan referentes y sobran prejuicios. Como que las mujeres están más dotadas para las materias de letras que para la ciencia o la tecnología. Afortunadamente, estereotipos como éste se están erradicando en la sociedad y en los sistemas educativos, pero queda aún un largo camino por delante.

Ese trayecto debe comenzar en la infancia, abriendo las expectativas desde el principio del proceso educativo, estimulando el interés de las niñas por las materias relacionadas con la ciencia y la tecnología, y debe continuar a lo largo de toda su formación… Y más allá de la etapa educativa, eliminando los obstáculos que dificultan a las mujeres continuar y avanzar sus carreras profesionales en estos campos.

No es tarea sencilla. Requiere de un plan de acción global que aborde, de forma integrada, los diferentes aspectos de esta «brecha de género»: las mujeres, la educación y las organizaciones.

Por eso en 2015 todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron diecisiete Objetivos como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Entre ellos, el Objetivo 5 se destinó a lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a las mujeres y las niñas, al entender que la igualdad de género es uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo justo, pacífico, próspero y sostenible.

Se han conseguido muchos avances desde entonces, pero todavía existen muchas dificultades: se mantienen ciertas tradiciones y normas sociales con sesgo que alcanzan a la propia educación. Son una de las principales causas de que las mujeres sigan estando infrarrepresentadas a todos los niveles de liderazgo.

En este contexto, iniciativas como el proyecto ‘Mujer e Ingeniería’ de la Real Academia de Ingeniería (RAI) son de gran utilidad. Actualmente numerosos profesionales de empresas asociadas de ANCI, mentorizan a alumnas STEM dentro de su ‘Programa de excelencia para el desarrollo del talento STEM femenino’, motivando y acompañando en sus carreras a jóvenes ingenieras que están a punto de finalizar sus estudios. Profesionales, hombres y mujeres de reconocido prestigio, que inspiran y suponen una referencia para estas jóvenes, comparten en este programa sus experiencias y les dan la confianza y el apoyo necesario para avanzar sin ponerse límites.

Hacen falta muchas más iniciativas como ésta. Estamos avanzando en la dirección correcta y dando grandes pasos, pero el camino es largo. Es esencial el compromiso de todos los agentes para eliminar este «techo de cristal» que continúa manteniendo a niñas y mujeres alejadas de los sectores relacionados con la ciencia y la técnica, y poder así optimizar el capital humano. Acciones por parte de las personas, las empresas, las instituciones y los gobiernos, destinadas a derribar estereotipos de género, fomentar el acceso de las mujeres a las carreras de ciencias y tecnología y permitir el desarrollo de su trayectoria profesional, harán posible evitar una enorme pérdida de talento en sectores estratégicos para el crecimiento económico y el bienestar social de cualquier país.

Mandemos todos un mensaje claro a las niñas, jóvenes y mujeres que quieren tomar sus propias elecciones y desarrollar todo su potencial en sectores en los que tradicionalmente la presencia de la mujer ha sido y es poco numerosa, de que pueden llegar donde ellas quieran. Hagámoslo posible entre todos, hombres y mujeres.

Feliz Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería.