Madrid, 11 de enero de 2023. Anna Cornadó tomó las riendas de la constructora familiar Copisa en el 2017 después de formar parte del consejo de administración varios años. Hoy, el grupo ha conseguido superar el bache de la pandemia con la previsión de facturar este año un 10% más, hasta situarse en torno a los 290 millones de euros. El último ejercicio con datos cerrados es el 2021, cuando los ingresos fueron de 265 millones, con lo que se sitúa ligeramente por encima del ejercicio precedente como se aprecia en el gráfico. Los beneficios en el año de la salida de la pandemia (2021) se situaron en los 31 millones.

“Ahora entramos en una nueva etapa de crecimiento para consolidar a nuestro grupo como una de las constructoras de referencia en el ámbito de la construcción sostenible”, explica Anna Cornadó que también es la presidenta de la comisión de infraestructuras de la patronal Foment. Precisamente, ese objetivo de la sostenibilidad en el grupo es una de las claves del plan de crecimiento y transformación diseñado por el consejo. El primer paso ha sido el de firmar un crédito de 25 millones de euros con la sociedad de capital público y privado Cofides para impulsar esos proyectos nuevos.

En el mes de diciembre del 2022 la empresa, de la mano de la cementera mexicana Cemex, entró en el accionariado de la española WTEnergy con el objetivo de incrementar su tecnología para convertir biomasa y residuos no reciclables en gas renovable. Con esta inversión, Copisa se convirtió en el socio de referencia para la construcción de tecnologías enfocadas a la descarbonización de la industria, la eficiencia energética y la economía circular. Para abordar este crecimiento y transformación, Copisa también ha reforzado la plantilla. Durante los últimos doce meses, se han realizado más de 65 nuevas contrataciones de personal cualificado. La previsión de contratación para 2023 es de otras 100 personas, lo que situará la cifra de trabajadores por encima de las 1.270, un 15% más.

Dentro del ámbito de la sostenibilidad, una empresa participada por Copisa –Ecoenergies Barcelona– ha impulsado el desarrollo de una nueva planta de frío que permitirá aprovechar la temperatura residual del proceso de regasificación del gas natural licuado (GNL). La previsión es que esté operativa en noviembre de 2023.

Copisa quiere también seguir avanzando en el denominado Proyecto Iris, donde un dron realiza labores para inspección de superficies, como pueden ser fachadas de edificios y tanques de gas.

En el 2022, la inflación, que en algunos momentos llegó al 10%, ha afectado a la actividad de todo el negocio de la construcción. “El sector en general se ha visto muy penalizado por el aumento de precios, especialmente en determinados materiales, como la madera, el hierro o el hormigón, donde el aumento fue muy acusado, llegando a superar en algunos casos el 100% de incremento”, explica Cornadó. La empresaria recuerda que con el cambio legislativo aprobado en marzo del 2022, en el que se establecían mecanismos de revisión de precios en los contratos públicos, “la compañía pudo compensar el efecto de la inflación”. En los últimos meses la compañía ha notado como los precios han empezado a bajar, pero en ningún caso han recuperado los niveles iniciales, reflexiona.

De cara al futuro, Cornadó explica que “las perspectivas de la compañía son muy buenas gracias la calidad de los proyectos en cartera. La compañía ha mejorado los sistemas de gestión de riesgos y ha impulsado las sinergias entre las diferentes áreas de negocio para poder cumplir los objetivos del plan estratégico con éxito”. La cartera de pedidos ha crecido un 30% y actualmente se sitúa en 425 millones de euros.

Copisa, que nació hace más de 60 años, tiene su sede social en l’Hospitalet de Llobregat. La compañía ha ejecutado proyectos –además de en Europa– en el norte de África, Centroamérica y Sudamérica.