• Con casi cuatro kilómetros de longitud

Madrid, 7 de marzo de 2023. La nueva tecnología “direct pipe” ha sido utilizada por primera vez en España por COPASA para instalar el nuevo emisario submarino de la ría de Pontevedra, de 3.727 metros de longitud. Este innovador sistema emplea una microtuneladora dirigida por control remoto para instalar tuberías subterráneas y reduce drásticamente el impacto medioambiental en una zona sensible por la actividad marisquera. La actividad no se detuvo durante los 24 días que duró la perforación, avanzando de media 29 metros por día, frente a los ocho metros del método convencional. La instalación permitirá dispersar el agua residual tratada de Pontevedra y su entorno, mejorar a corto plazo su saneamiento y cumplir con los límites de vertido marcados por la Directiva europea.

El proyecto inicial de la infraestructura, adjudicada por la Xunta en 2020, preveía la construcción con métodos tradicionales, con un dragado que afectaría a 18.700 m2 de superficie y movería 36.000 m3 de material, en una zona costera sensible, en la que 170 familias trabajan en el marisqueo a pie. El desafío medioambiental y el riesgo de afectar gravemente a la zona y dañar la actividad llevó a COPASA a proponer la solución finalmente aplicada.

El novedoso sistema empleado evitó la realización de zanjas y posibilitó construir un túnel continuo de cientos de metros de longitud. Pero sobre todo salvó la importante actividad de marisqueo y lo hizo con tal grado de efectividad que la cofradía no notó que la colocación de la primera fase del emisario había concluido.

Con el cambio de proyecto, el tubo de acero de 1,4 metros de diámetro y revestido de polietileno, ya no acabaría a 370 metros de la costa, sino a 700, salvando con mayor precisión la autovía Pontevedra-Marin. Otra ventaja del nuevo sistema es que no sería necesario rescatar la tuneladora a 15 metros bajo la arena teniendo que dragar la zona para el rescate, sino que saldría a la superficie, minimizando el movimiento de lodos, arenas y piedras.

Concluida la primera fase de la infraestructura -la más compleja- continuaron los trabajos para darle continuidad hasta alcanzar los 3.727 metros, ya sobre el fondo del mar, lastrándola con anillos de hormigón. En los 600 metros finales del emisario se colocaron los difusores por los que se verterá al mar el agua residual tratada de Pontevedra, Poio y Marin, con capacidad suficiente para tratar el incremento de volumen previsto en caso de futuras ampliaciones de la depuradora.

El proyecto cuenta con una inversión de 12 millones de euros y dará servicio a una población aproximada de 140 mil habitantes.