Madrid, 29 de mayo de 2021. ¿Quién no recuerda esa película del año 2000 en la que dos grandes tormentas se unen para dar lugar a una «tormenta perfecta», de consecuencias catastróficas? Lo que en ella se narra, bien podría ser una metáfora de lo que está sucediendo hoy en el mundo con las materias primas. Llevamos ya meses observando un incremento imparable de los precios de las commodities, resultado de una combinación de factores atribuibles a la pandemia.

Por un lado, a medida que se consolida la reactivación económica, se ha producido un aumento de la demanda de materias primas, inicialmente en China y EEUU y rápidamente extendido al resto de países, mientras que la oferta se ha visto reducida por la lenta recuperación de la capacidad productiva y la alteración de las cadenas de suministro. Por otro lado, la abundancia de liquidez inducida por los programas de estímulo monetario de los bancos centrales, así como las previsiones de inflación, hacen que los inversores busquen cobertura en las commodities, provocando la presión compradora de materias primas que se observa hoy en los mercados bursátiles.

Tan complicada es la situación, que China anunciaba recientemente que liberaría parte de sus reservas nacionales de metales industriales, tratando así de controlar sus precios y suministro. En España, con una economía que empieza a ver la luz a final del túnel, todos los sectores dependientes de materias primas están viendo su reactivación lastrada por la escasez y los precios de éstas. Si observamos la evolución de los futuros de commodities, entre abril de 2020 y abril de 2021, el precio del barril de Brent en el mercado IPE de Londres ha aumentado un 163,8%. El del cobre y el aluminio en la London Metal Exchange, un 89,9 y un 63,8%, respectivamente. Otra de las subidas de precio más significativas ha sido la del acero, que, según datos de Anifer, ha supuesto un 36,7% en el mismo periodo.

En concreto, en el sector de la construcción, las consecuencias son gravísimas. Basándonos en los datos anteriores, se podría estimar un incremento del 52% para el coste medio de los materiales empleados en una obra tipo de carreteras, con aumentos superiores en aquellas partidas de obra con un fuerte peso de los materiales bituminosos. En proyectos ferroviarios, el aumento se estima en un 24%, con subidas muy superiores en las partidas con fuerte peso de los materiales siderúrgicos.

Las constructoras que trabajan con la Administración concurren a la licitación pública con una oferta cerrada. En la situación actual, establecer cuál va a ser el coste de una obra que puede durar varios años es prácticamente imposible y supone, por tanto, asumir un gran riesgo.

En una coyuntura aún más complicada se encuentran las empresas con obras en marcha, contratadas con precios anteriores a esta escalada de precios, y cuyos costes de producción se han encarecido más allá de cualquier previsión, llegando a comprometer la viabilidad de la obra.

Ante esta situación, la Federación de la Industria Europea de la Construcción (FIEC) ha remitido un comunicado a la UE alertando de la escasez de materias primas, de la desorbitada deriva de sus precios y de cómo todo ello está afectando negativamente a las empresas, poniendo en riesgo la contribución del sector de la construcción al éxito de los programas europeos de recuperación y reclamando mecanismos que compensen el impacto sobre las empresas y les permita continuar su actividad. En España todas las asociaciones del sector estamos trabajando en el mismo sentido.

Precisamente para este tipo de situaciones, y con el objetivo de mantener el equilibrio económico del contrato para garantizar el efectivo cumplimiento del mismo, la normativa española prevé un mecanismo para actualizar el precio en función de la variación, al alza o a la baja, de los costes que conforman algunas de las prestaciones del objeto del contrato: la revisión de precios.

Sin embargo, desde la entrada en vigor del RD 55/2017 por el que se desarrolla la Ley de Desindexación de la Economía Española y la regulación al respecto en la Ley de Contratos del Sector Público, la aplicación de la revisión de precios en los contratos, hasta entonces habitual y automática, ha quedado prácticamente en desuso. Y así tenemos las obras, expuestas sin salvavidas, a estas variaciones imprevisibles y extraordinariamente relevantes de costes, derivadas de los cambios en los precios de las materias primas.

Es por ello importante recordar que la normativa vigente aún permite hacer uso de la revisión periódica y predeterminada de precios para los contratos de obras, previa justificación en el expediente y de conformidad con lo previsto en el RD. En ese caso, el pliego de cláusulas administrativas particulares o el contrato deberán detallar la fórmula de revisión aplicable.

También sigue vigente el RD 1359/2011, de 7 de octubre, por el que se aprueba la relación de materiales básicos y las fórmulas-tipo generales de revisión de precios de los contratos de obras y de contratos de suministro de fabricación de armamento y equipamiento de las administraciones públicas. Y el BOE sigue publicando (si bien con cierto retraso, puesto que el último es del 8 de enero) los índices mensuales de precios de los materiales básicos y de la energía, que reflejan, al alza o a la baja, las variaciones reales observadas en el mercado.

Tras meses de espera, la llegada de los fondos de recuperación europeos es inminente. Tenemos que hacer uso de los mismos con prontitud, acelerando al máximo la recuperación económica. Por eso es crucial disponer de los medios necesarios para evitar que esta situación con las materias primas interfiera con la gestión de los proyectos con cargo a esos fondos, y puedan completarse en los plazos establecidos. La revisión de precios es, por tanto, imprescindible ante la tormenta.